La revista Primer Plano, una de las más prolíficas revistas cinematográficas editadas durante el régimen franquista, dedica especial importancia y espacio a las estrellas cinematográficas del régimen.
En la revista Primer Plano se encuentran reportajes de las películas que protagonizaron, se dan detalles de los viajes que las actrices realizaron e incluso se incluyen anécdotas sobre su vida personal. Entre el cotilleo y la noticia cinematográfica, aparecen también informaciones de sus firmas de contrato, homenajes o su participación en festivales.
Entre estas informaciones se encuentran algunas expresiones de deseo de las propias actrices:
-“¿Usted podría decirnos por qué las mujeres, en general, bajan siempre de los tranvías en sentido contrario?”
(Aurora Bautista. Primer Plano, nº830, pág.14, 09/09/1956)]
-“La reacción de las mujeres, cuando se disponen a bajar, es la natural, elemental y práctica, aunque parezca lo contrario. Cuando abandonan el tranvía, lo hacen totalmente, sin seguir el impulso del vehículo, sino su propio deseo. Sin preocuparse de más ni de las consecuencias, siguen la dirección de su pensamiento, obsesionadas por el «dónde van», no por dónde va el tranvía. Este, que vaya donde quiera, que ellas van a lo suyo. Lo malo es que casi nunca coinciden con el impulso del vehículo”.
Por otra parte, las actrices demostraban interesarse por su trabajo actoral, dieron mucha importancia a su gestualidad y a cómo interpretar sus personajes:
-“¿Y qué es lo mejor, a tu gusto, del papel?
(Aurora Bautista. Sobre Teresa de Jesús. Primer Plano, nº572, pág.12, 30/09/1951)
-Las luchas de Teresa. Los éxtasis en los que recibía la gracia de Dios.
-¿Querías hacer un papel así donde solamente pudieses expresar sentimientos muy íntimos. Un papel introvertido?
-Era lo que más deseaba. La película será o intenta ser la del alma de Teresa.
-¿Y los caminos de la Santa no aparecen?
-Muy brevemente. Lo fundamental de mi trabajo será expresar todo el tormento y la gloria que aquella mujer guardaba en el corazón”
“-¿Es cierto eso, Emma? ¿Tú qué opinas de tu trabajo en «Fedra»?
(Emma Penella. Sobre Fedra. Primer Plano, nº801, pág.19, 19/02/1956)
-Prefiero que opinen los demás. Lo único que sé es que puse toda mi alma y cuando se pone el alma, no se controla bien el esfuerzo. Lo he dado todo por «Fedra». Y fíjate si será cierto que hasta he estado a punto de dar la piel. Accidentes, heridas, un colapso en el mar… Puede que mucha gente no sospechara en mí una actriz trágica, pero ¡mira que sí, además de ser mi mejor interpretación es también la interpretación póstuma —se impone el buen humor de la estrella”
-Yo creo que Lucía —es su contestación— posee una gran femineidad, y esto para mí constituye ya un poderoso atractivo; me gusta que los personajes que interpreto sean muy femeninos.
(Carmen Sevilla. Sobre La pícara molinera. Primer Plano, nº747, pág.9, 06/02/1955)
-¿Qué más ves en la molinera? Mucha picardía y, en el fondo, mucha ingenuidad.
-Y, aparte de lo fundamentalmente femenino del personaje, ¿qué encanto especial le encuentras desde el punto de vista del cine?
-La forma, tan natural, tan sencilla, tan ajena a convencionalismos estridentes con que el tipo ha sido plasmado en imágenes. (…) Yo he puesto en el papel toda mi alma —dice—. Siempre lo hago así”
“-¿Podría decirme a qué personaje de los dos considera más difícil de interpretar?
(Sara Montiel. Sobre La violetera y El último cuplé. Primer Plano, nº907, pág.23, 02/03/1958)
-Los dos están llenos de humanidad. «La violetera» es un tipo cómico alocado que nunca hice, pero que me gustó tanto que le consideré mío.
-Quisiera saber si halló el personaje soñado.
-En parte, sí; pero sólo en parte. «El último cuplé» se acercó bastante a lo que me gusta y ésta me hizo vivir momentos de mi propia existencia, porque yo, de cuna humilde, pude muy bien, al no ser artista, tropezar con un problema como el de esa muchacha.
Queda pensativa y tras una pausa, afirma:
-Lo mismo que ella habría hecho yo, llegado el momento…”
Es difícil afirmar que las actrices fueron autoras de su puesta en escena, pero es evidente que existía una preocupación para hacerse suyos los personajes que interpretaban.