Pese a los intentos de contención, el cuerpo seductor, así como su gestualidad, abierta y descaradamente erótica, estuvo presente en el cine del periodo franquista. Sus gestos de transgresión poco tienen que ver con esa mujer doméstica por la que abogaba la Sección Femenina.
Josita Hernán: La chica del gato (Ramón Quadreny, 1943)
Josita Hernán: Ella, él y sus millones (Juan de Orduña, 1944)
Emma Penella: Fedra (Manuel Mur Oti, 1955)
Sara Montiel: La violetera (Luis César Amadori, 1958)
Este deseo, tan sensual y desbordante a nivel físico como excesivo en su gestualidad permitió que los cuerpos femeninos manifestasen un erotismo propio en una sociedad y un país marcado por la represión.
Analía Gadé: Sólo para hombres (Fernando Fernán-Gómez, 1960)
Carmen Sevilla: Crucero de verano (Luis Lucia, 1964)
Concha Velasco: El arte de casarse (Jorge Feliu y José María Font, 1966)
Geraldine Chaplin: Stress Es Tres Tres (Carlos Saura, 1968)
Analía Gadé: La vil seducción (José María Forqué, 1968)
Sara Montiel: Tuset Street (Luis Marquina, 1968)
Concha Velasco: En un lugar de la Manga (Mariano Ozores, 1970)
Analía Gadé: El monumento (José María Forqué, 1970)
Helga Liné: El apartamento de la tentación (Julio Buchs, 1971)
Analía Gadé: Black Story [La historia negra de Peter B. Peter] (Pedro Lazaga, 1971)
Sara Montiel: Varietés (Juan Antonio Bardem, 1971)
Lola Flores: Casa Flora (Tito Fernández, 1973)
Geraldine Chaplin: Ana y los lobos (Carlos Saura, 1973)
Helga Liné: La saga de los Drácula (León Klimovsky, 1973)
Helga Liné: Las garras de Lorelei (Armando de Ossorio, 1974)
Marisol/Pepa Flores: El poder del deseo (Juan Antonio Bardem, 1975)
Helga Liné: Tres suecas para tres Rodríguez (Pedro Lazaga, 1975)
Concha Velasco: Pim, pam, pum… ¡fuego! (Pedro Olea, 1975)