Penella creció en una familia conservadora. Empezó en la interpretación teatral para pronto realizar actuaciones en el cine. Curioso estrellato que, más que proporcionarle libertad profesional, la mantuvo encorsetada en una serie de papeles y situaciones narrativas repetitivas y previsibles. Su físico, de una sensualidad inusitada para la España del momento, tuvo mucho que ver con los tipos y arquetipos que le imponían en los repartos. Abundan los papeles de artista y actriz en la carrera de Penella. También interpretó múltiples mujeres de dudosa profesión, prostitutas o call-girls de lujo con mote profesional. Sus películas de esta época articulan una tentativa contradictoria de subrayar sus evidentes cualidades eróticas y, al mismo tiempo, intentarlas canalizar y contener por ser incompatibles con las normas sociales y cinematográficas de la época.
Fedra (Manuel Mur Oti, 1955)
Fortunata y Jacinta (Angelino Fons, 1970)
A Penella también se la conoció por su voz: al principio de su carrera, era habitual que se sustituyera. La supresión de la voz de Penella constituye la evidencia más clara de la inhabilidad de la industria cinematográfica española de concebir e incorporar en sus planteamientos narrativos el tipo de plenitud sexual femenina, expresada por Penella en la fusión de su voz y cuerpo sensuales.
“En cuanto a la actriz, no sé en qué medida se me ha transformado. ¡Sé que me interesa menos ser actriz! Es decir: me interesa mucho más; pero para él. El matrimonio es complementarse. […] Pues si él es productor y yo actriz me gustaría que él viera en mí algo más que la mujer-madre, la mujer-mujer, o la mujer-hogar. Deseo ser también su mujer-orgullo”.
Emma Penella en ABC MADRID (1973: 66)
La mirada extática: Fedra (Manuel Mur Oti, 1955)
El cuerpo seductor: Fedra (Manuel Mur Oti, 1955)
La ensoñación: Los peces rojos (José Antonio Nieves Conde, 1955)
La imaginación atormentada: Fortunata y Jacinta (Angelino Fons, 1970)
*Este texto incorpora y resume contenidos del capitulo “Emma Penella: los (extra) límites del deseo” de Kathleen Vernon, del libro El deseo femenino en el cine Español (1939-1975). Arquetipos y actrices. (Madrid: Cátedra, 2022), publicado en el marco de este mismo proyecto de investigación.