Teresa Gimpera

La trayectoria de Teresa Gimpera en el cine está marcada por su capacidad innata de seducción desde el misterio, desde el guardarse algo, ya sea físico o anímico. Por otra parte, sus aventuras cinematográficas en el marco de un movimiento tan juguetón como el de la Escuela de Barcelona van intrínsecamente ligadas a su presencia incesante en los anuncios publicitarios de la época: Gimpera fue primero objeto de deseo mediante la publicidad, algo que luego se trasladó a la gran pantalla. Su debut en el cine fue con Fata Morgana (Vicente Aranda, 1965). No era el primer papel que le ofrecían, pero sí el primero que aceptó. La actriz no solo personificaba “una idea de mujer”, sino también la posibilidad de un país diferente. La modernidad de Gimpera no solo viene dada, como se ha dicho, por su look y por aquello que desprendía fuera de la pantalla —mujer, trabajadora, empresaria—, sino por el contexto propio de los nuevos cines y, en concreto, de la Escuela de Barcelona.

Teresa Gimpera (Igualada, 1936)

Teresa Gimpera, anuncio televisivo calcetines Punto Blanco (1963)

Fata Morgana (Vicente Aranda, 1965)

Para anunciar medias, nada mejor que la imagen de una mujer moderna. Y para hacer de una película algo moderno, nada mejor que contar con un rostro tan ligado al deseo pop encarnado en Gimpera. La frase se repite a modo de mantra: en los años sesenta, Teresa Gimpera lo anunciaba todo. Por entonces la llamaban ‘la chica de la tele’.

“En aquella época, no podías convivir con un hombre si no estabas casada; por eso me casé tan pronto. Antes de hacerlo, mis padres me apuntaron a un cursillo prematrimonial, en el que había un abogado, un cura y un ginecólogo.”

Teresa Gimpera en una entrevista en XL Semanal (2020)
Revista Semana, núm. 1541 (1969)
Revista Diez Minutos, núm.929 (1969)
Cartel discoteca Bocaccio, fotografía de Oriol Maspons (1967)
Las crueles (Vicente Aranda, 1969)
Las secretarias (Pedro Lazaga, 1969)

El gesto íntimo: Fata morgana (Vicente Aranda, 1965)

El placer de mirar: Fata Morgana (Vicente Aranda, 1965)

El gesto intimo: Tuset Street (Luis Marquina, 1968)

El placer de mirar: La casa de las muertas vivientes (Alfonso Balcázar, 1972)

*Este texto incorpora y resume contenidos del capítulo “Yo la he visto a usted en todas partes (y nunca la conocí): Teresa Gimpera” de Violeta Kovasicks, del libro El deseo femenino en el cine Español (1939-1975). Arquetipos y actrices. (Madrid: Cátedra, 2022), publicado en el marco de este mismo proyecto de investigación.